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TESTIMONIO
Las barredoras urbanas representan una inversión estratégica para cualquier municipio que busque combinar estética urbana, salud pública y eficiencia operativa. Una ciudad limpia no solo mejora la percepción ciudadana y turística, sino que también reduce riesgos sanitarios, protege la infraestructura y optimiza el destino de recursos públicos. Incorporar barredoras modernas significa transformar la gestión de limpieza de una tarea reactiva a una propuesta proactiva, profesional y sustentable.
Caminar por una ciudad libre de polvo, hojas, papeles o basura da una impresión positiva inmediata: orden, capacidad de gestión y cuidado por el bien común. Esa percepción también se traduce en turismo, inversiones y orgullo local. Pero el beneficio no es únicamente estético. Desde el punto de vista sanitario, una vía limpia:
En términos operativos, las barredoras urbanas permiten:
Al invertir en tecnología de limpieza, los municipios elevan su capacidad de servir a los ciudadanos y de proyectar una imagen moderna y funcional.
Una barredora urbana es un vehículo especializado diseñado para limpiar calles, banquetas, andadores y espacios públicos, combinando sistemas de barrido mecánico, succión y almacenamiento de residuos. Su funcionamiento básico consta de:
Ambos tipos pueden configurarse con motor diésel, gasolina, gas natural o, en el caso de modelos más modernos, con baterías eléctricas para reducir emisiones.
Una ciudad limpia es una ciudad que se ve organizada y bien gestionada. El brillo de las banquetas, la ausencia de papeles y hojas acumuladas y los bordes libres de polvo crean una estética urbana atractiva que influye positivamente en visitantes, inversionistas y residentes.
Comparada con las cuadrillas que barren manualmente, las barredoras urbanas cubren grandes áreas en un solo paso y en menos tiempo. En una hora, una barredora puede limpiar lo que lleva 3 o 4 horas a pie.
Gracias a sus sistemas de succión y agua, estas máquinas minimizan las partículas en suspensión. Esto protege la salud de los operadores (y de los ciudadanos cerca) frente a contaminantes urbanos, polvo, polen, cenizas y residuos ligeros.
Menos personal necesario, menos combustible por metro cuadrado limpiado y menos desgaste en otras unidades. Una barredora puede aliviar la carga de operación en rutas de alta acumulación sin implicar el uso continuo de camiones o personal manual.
Se requiere precisión y bajo impacto visual. Las barredoras compactas permiten limpiar sin dañar el empedrado o estructuras patrimoniales, manteniendo calles peatonales impecables.
Barredoras de mayor capacidad pueden operar de madrugada en carriles cerrados, dejando las vías listas para la movilidad diaria sin comprometer la seguridad vial.
Durante temporada alta, el tránsito peatonal puede saturar banquetas. Barredoras permiten mantener un entorno limpio sin interrumpir el flujo de peatones.
Conciertos, ferias, maratones: tras la actividad, una barredora grande puede volver los espacios a la normalidad rápidamente, garantizando limpieza y seguridad vial.
Recologic ha seleccionado una línea de barredoras urbanas adaptables a distintas operaciones, con aprobación para uso municipal e industrial:
Cada modelo cuenta con versiones diésel, gas o eléctrica, sistemas de retención de polvo, recolector de hojas opcional y cabina cerrada.
Las barredoras urbanas no son un lujo, sino una herramienta estratégica y práctica que transforma la limpieza municipal. Al invertir en tecnología adecuada, los municipios elevan su imagen, protegen la salud pública, optimizan recursos y proyectan una gestión proactiva y moderna.
Invierte en una ciudad más limpia y eficiente. Contáctanos para una demostración de nuestros modelos Citymaster, cotización personalizada o apoyo técnico para integrar una barredora urbana en tu sistema de limpieza.
Recologic. Tu aliado en ciudades que brillan.